¿Quién soy?

Os voy a hacer una confesión: los grandes maestros que han aparecido en mi vida siempre han sido esos maravillosos ancianos que siempre estaban dispuestos a contarme sus historias de superación, para que, de ellas, sacara los aprendizajes del juego de la vida. Yo los llamo mis grandes sabios, ellos me enseñaron a una edad muy temprana, que todos tenemos luces y sombras, que detrás de cada experiencia aparentemente negativa, siempre hay luz, sólo que para encontrarla debes estar dispuesto a destaparla y para ello tienes que despertar a tu gigante interior.

También me enseñaron que la felicidad es una actitud y cuando la integras en tu vida te haces imparable. Me enseñaron que nunca me rindiera, que el fracaso no existe excepto en tu mente, que si te caes mil veces, te levantas mil una, y te aseguro que conseguirás el éxito.

Dicen por ahí que tengo un Don para ver más allá, para recibir las palabras o mensajes que las personas necesitan escuchar en ese momento, para que así puedan comprender el proceso de su vida y llegar a la PAZ INTERIOR.

Desde muy temprana edad las personas se acercaban a mí para contarme sus historias más profundas, esas que no contamos fácilmente. No entendía muy bien porque, pensaba que llevaba un cartel en la frente que pusiera “Tu secreto está a salvo con ella, libérate” jajaja…, y a mí me encantaba escuchar esas historias de dolor, pero también de superación personal porque en cada final siempre había un gran héroe, ese que por muchas veces que cae sé vuelve a levantar, y ese gran héroe eran ellos mismos.

Desde que tengo uso de razón escuchaba en la radio (en casa no solían comprar libros) programas de psicología, ya que desde siempre me ha apasionado la mente humana, esto me enseño muchísimo sobre inteligencia emocional.

De adolescente llegué a pensar que mi misión era ser religiosa y comencé siendo catequista en mi humilde pueblo, pero después de varios años llegué a la conclusión de que había muchas formas de vivir la espiritualidad y había otra diferente para mí.

La percepción extrasensorial es algo que he tenido desde siempre, la frase favorita de mi familia era “No quieres hablar más sola, que te vas a volver loca”; pero la cuestión era que yo no estaba tan sola ni tan loca como ellos creían.

Tenía yo unos 6 añitos cuando viví una experiencia bastante traumática para mí. Yo pase mi infancia en un colegio de aliadas, allí las maestras me pillaron jugando en la sala de labores (cosíamos por las tardes). Pues bien, yo estaba jugando y hablando con dos amigos (ellas no lo veían, pero yo sí); la cuestión es que por dicho acto me castigaron en el cuarto oscuro, lo cual provocó en mi niña un trauma y una creencia de “SI SE ENTERAN DE QUE SOY EXTRASENSORIAL ME CASTIGAN”. Eso hizo que durante muchos años lo llevase oculto y cerrase el canal (parte que nos conecta con otros planos de existencia). Como el Universo es sabio por naturaleza, por mucho que yo quería cerrarlo este más se abría, ya que mi Alma tenía otros planes para mí.

Sobre el año 1997 se lo confesé por primera vez a mi marido y, bueno, me sorprendió que me apoyase y entendiese. Más tarde, cuando me hice Especialista en Descodificación Natural, comenzaron a llegar a mí personas que tenían sus capacidades extrasensoriales muy altas, y algo los impulsaba a contármelo. Todo esto me hizo ver el mundo de posibilidades que se me estaba mostrando.

Gracias a mis clientes comprendí que no podía seguir ocultando lo que me había sido dado, que ya era hora de sacarlo a la luz para así poder ayudar a todos aquellos que requieren de esa parte más espiritual de mí.

Como bien sabemos la casualidad no existe, existe la causalidad.

Durante mi trayectoria he aprendido Descodificación Natural, Programación Neurolingüística, Maestría Mental, Hipnosis Terapeútica, Regresión a vidas pasadas, Regresión Reconectiva, Maestría en Registros Akáshicos, Reiki, Limpiezas Energéticas, Alquimia, Magia Mental, Sanación Cuántica, Lectura psíquica….en fin soy multipasional.

Siempre me dijeron que me enfocase en una sola cosa, que me iba a dispersar y nunca llegaría a nada… le puse empeño de verdad, pero nunca pude. Me apasionaba y me apasiona aprender cosas nuevas y no hacerlo era castrarme yo misma. Ahora entiendo que no ha sido una pérdida de tiempo, que fue perfecto y necesario para poder aplicarlo en mis formaciones, sesiones personales o charlas.

Precisamente esto es lo que me hace única, cada una de las personas que se han acercado a mi vida, mis formaciones, mis lecturas, mis procesos personales, mis retos, mis pasiones… porque sin todo esto no sería quien soy hoy “YO”.

Espero poder seguir aportando mis experiencias y conocimiento a todos aquellos que lo requieran, para mí, esto no es un trabajo sino una misión.

¡Gracias por llegar hasta aquí!

A TU SERVICIO SIEMPRE.